Chile está contento

Va Sánchez- me dice el Silvio- ¡va Sánchez papá!…

Es su ídolo, es quien quiere ser cuando grande, quien le anima a jugar cada domingo por el club del barrio, quien le inspiró el corte de pelo, de quien se disfraza pal Halloween chilensis… Su ídolo estaba ahí, definiendo a “sangre pato” una final de la Copa América. A mis 41 nunca había visto a Chile en una final, mientras el Silvio con sus 12 ya lo estaba viviendo y con su ídolo en la cancha…fue emocionante. Sánchez lanza un “panenka” humillando al arquero de Argentina y lo celebra a lo chileno – “¡ganamos ctm!” – gritaba desfigurado dando vueltas por la cancha. El Silvio lo celebra con escándalo, me mira y me abraza con todas las fuerzas de la historia gritándome un ciento de chuchadas por segundo, la emoción le hizo olvidar que soy su papá, daba lo mismo, el “broca” se atrevió a soltar esa energía. Yo recordé a Claudio Lucero, su llegada al Everest y ese grito histórico “¡nunca más weas a medias!”

La cara del Silvio fue esa…la de nunca más weas a medias…desde ese día para él es otro Chile, es otra la actitud ante la vida.

Seguimos todo por las noticias y vimos que todo Chile saltaba, gritaba, soplaba las vuvuzelas, lloraba, cantaba. Plaza Italia se llenó de gente contenta, alegre, por primera vez nuestra selección de fútbol, el deporte más popular en nuestra tierra, lograba un campeonato de esta envergadura. Somos Campeones de América.

Pero quiénes son estos héroes que nos dieron esta tremenda alegría, ¿qué generación es ésta? para mí ahí está la clave. Nuevamente son los jóvenes quienes dieron la batalla, jóvenes veinteañeros llenos de espíritu, llenos de sueños, llenos de rebeldía, llenos de desafíos. Jóvenes solidarios, trabajadores, con propósitos claros, llenos de historias de esfuerzos, pero con algo muy importante: sin miedos. No había ahí adultos cuarentones detrás de la pelota, estaban quienes tenían las energías necesarias, las nuevas ideas, los atrevimientos, estaban quienes no veían muros al frente. Esa es la metáfora. En las calles, en las poblaciones, en las Junta de Vecinos, en las universidades, en el parlamento, en el deporte. Ya no hay espacio para ideas añejas ni llenas de miedo, ahora es el momento de los nuevos aires, de la valentía, de los riesgos, de la aventura, de los sueños imposibles, de la innovación, de la justicia. Todo ha cambiado y así es la naturaleza de las cosas y de los tiempos, es el momento de que los cuarentones y otros más pasados nos demos cuenta y pasemos esta posta a los muchachos y muchachas que vienen con esa desfachatez que a nosotros se nos fue hace rato, vienen con esos sueños que para nosotros son leseras, vienen conectados desde el nacimiento, vienen con la convicción de que todo es posible, todo es mejorable, todo puede ser bacán, vienen claritos que en solitario no es posible ningún cambio, que todos juntos es la forma de avanzar ¡hasta el infinito y más allá!

Lo que aprendo de este triunfo es que debemos apañar más aún a nuestros jóvenes, estén donde estén, ahí está nuestra tarea, lo poco que sabemos y la experiencia que tengamos debe estar al servicio de los muchachos y muchachas que día a día salen a marchar, a discutir, salen a proponer, a jugarse la vida, a liderar los procesos del presente y del futuro.

Existen muchos Gary en las calles, muchos Vidal, muchos Sánchez, pero también hay muchas Anitas Tijoux, muchas Camilas y Karol, muchos Giorgios y Boric, González y Tapia, que día a día construyen un Chile justo, alegre y lleno de colores.  También hay muchos jóvenes emprendedores sociales que apuestan al recambio de un sistema económico esclavista e individualista por uno de la colaboración, de la cooperativa, de la innovación, del desarrollo colectivo, donde lo importante no es forrarse en lucas sino resolver los problemas de la gente de manera sustentable, a precios justos, inclusivos y con soluciones diseñadas con quienes padecen los problemas y así avanzar hacia un mundo mejor para todos y para todas.

Sigamos celebrando ser campeones de América, nuestro pueblo lo merece, pero no olvidemos que ese logro fue de un equipo de jóvenes sin miedo, donde nadie sobra, donde todos suman, donde la colaboración es el alma mater de los triunfos que nos depara el destino.

¡Viva Chile mierda!

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