De una idea a un proyecto

Natalia Espitia es una emprendedora social de Colombia que suele investigar mucho. En uno de sus estudios, Natalia leyó que los emprendedores sociales desarrollan proyectos y luchan por causas de acuerdo con sus propias experiencias. La conexión personal con el área de actuación tal vez sea el motor más importante para este emprendedor. Sin embargo, definir como y cuando el sueño pasará a ser un proyecto real es un paso importante que personas como Natalia están dando en este momento. Conoce más de sus experiencias en estructurar una idea en un emprendimiento.

Visión

Mateo Tabaral decidió comenzar su emprendimiento después de algunos años tratando de entender su vocación. El uruguayo siempre se imaginó agregando valor en la actividad a la que se dedicara. “Cada vez fue siendo más necesario agregar valor no solo a una población agotada, sino agregar valor a más gente. Este proceso de definir que es agregar valor y a quien fue lo que me llevó a ir moviéndome hacia inSpirit”. Para dar forma a la idea que tenía con su emprendimiento inSpirit, Mateo decidió impactar la mayor cantidad de personas posible a través de lo que sabe hacer. Con seis años de experiencia en el sector financiero, a él se le ocurrió utilizar todo el aprendizaje que tenía acumulado para desarrollar su emprendimiento social.

“inSpirit va a diseñar e implementar inversiones de impacto. Son inversiones que se hacen en proyectos sociales.Se busca generar un retorno social además que un retorno financiero”. Mateo cuenta que la visión que tenía para su emprendimiento ha sido muy importante en la etapa de desarrollar su idea y ponerla en el papel. Desde febrero, cuando inició el programa de pre incubación con Socialab, se mantuvo enfocado en su objetivo para definir los detalles y próximos pasos de inSpirit.

Natalia también definió las bases de su emprendimiento Niñas Sin Miedo a partir de su experiencia personal. Después de vivir un infeliz episodio de intento de violencia sexual, la joven pudo conocer más sobre la realidad de tantas mujeres que como ella sufrieron alguna agresión. Fue ahí que supo que necesitaba crear algo para cambiar esta realidad. Saber la razón por la cual emprender y la motivación por detrás de esta inquietud fueron claves para definir como empezar.

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Niñas Sin Miedo

Diseño

Al tener una visión clara y mucha energía para alcanzarla, el emprendedor ya está listo para dar el siguiente paso. Plasmar la visión en un proyecto con descripción y fechas es finalmente dar forma al propósito. Eso no significa que sea fácil. Para estructurar su emprendimiento, Natalia participó de una capacitación brindada por Wikideas, en Bogotá. “Yo literalmente llegué con nada además de ideas. Es algo que pasa a muchos emprendedores. Tienen muchas ideas, pero a la hora de modelarlos les cuesta”. En su proceso para estructurar Niñas Sin Miedo, a Natalia le sirvió investigar y buscar datos para entender mejor el sector.

El apoyo externo también ha sido significativo para Mateo. “Por ahí tengo una idea, pero me cuesta tener el camino a seguir y ordenarme un poco”, explica. A un mes de terminar la pre incubación, él cree que sale con muchas herramientas y un modelo de negocios claro. Con Socialab, Mateo desarrolló una rutina de trabajo en base a objetivos y acciones. La interacción con otros emprendedores y actores del sector también fueron importantes para el jóven. “Uno genera una idea cuando trabaja solo. Pero después sale a interactuar con diferentes personas, empieza a cambiar un poco esta idea que tenía, a ir más allá de lo que tenía pensado”.

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El emprendedor social Mateo Tarabal.

Piloto

No hay como saber si algo va a funcionar sin probar. A partir de un plan estructurado, está bueno realizar un piloto para evaluar si las suposiciones tienen sentido o si hay puntos a revisar. Mateo quiere implementar un proyecto piloto idealmente este año. Así, puede estimular las discusiones sobre la inversión social y crear un caso de éxito en la región. El emprendedor cree que el principal desafío comienza ahora, al momento de vender su solución. “Cuando no es nada más que una idea, no hay muchas barreras. La gente dice ‘me encanta, yo sería parte de esto’. Ahora, cuando realmente ejecutas el proyecto y te sientas con el inversor para explicar y pedir que invierta, ahí está el desafío”.

Niñas Sin Miedo ya está realizando su primer proyecto, que comenzó en marzo de este año. A través de talleres para niñas que unen educación y deporte, están descubriendo las mejores maneras de medir su impacto y crecer. “Vemos el potencial y queremos seguir aprendiendo de otros emprendedores. El próximo paso es desarrollar el modelo de sostenibilidad”, comenta Natalia.

Idealización, diseño y prueba – estos son los pasos que Mateo y Natalia están viviendo como emprendedores sociales. Organizaciones como Socialab pueden ayudarte en el proceso de transformar una idea en un proyecto de impacto social. Puedes conocer más de nuestras convocatorias abiertas aquí.


Esta nota es fruto de la colaboración entre Socialab y TecLatam.
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