Para muchos emprendimiento e innovación tienden a ir de la mano, como si la innovación fuera a ser una característica innata de los emprendimientos, lo cual no es precisamente acertado.
Existen muchos emprendimientos que, siendo exitosos, no son precisamente innovadores: un ejemplo de ellos son las miles de botillerías de barrio que son copias exactas unas de las otras y que en muchos casos son altamente exitosos en términos de retorno.
Es por esto, que conviene separar entre emprendimiento y startup. De acuerdo a la definición de Steve Blank, una startup es una organización temporal diseñada para buscar un modelo de negocios repetible y escalable.
Esto quiere decir que un emprendimiento tipo startup:
- Tiene como objetivo ser una empresa grande
- Para crecer de esa forma tiene que recibir financiamiento acorde al nivel de crecimiento que quiere lograr. Ser comprada por una empresa más grande no vence el objetivo mientras se logre el objetivo de tener crecimiento infinito.
- Un emprendimiento tipo startup busca ser un modelo de negocios escalable y repetible. Una vez que encuentra un modelo de negocios funcional en muchos casos elimina la agilidad y la innovación que en muchos casos caracterizaba a estos negocios.
Esta última parte característica es vital. En primer lugar entiende que la innovación (link al primer blog que envié) es un proceso: más allá de ser iterativo, la innovación no se detiene en la fase de ideación, la innovación requiere que las invenciones se pongan en uso y sean adoptadas por los usuarios.
¿Cuál es el peligro del proceso de crecimiento para un emprendimiento?
Sin embargo, y como lo exponen Engel y Freeman se produce una paradoja: a medida que las empresas innovadoras desarrollan medios para producir en cantidad predecibles y de calidad consistente (junto con los mecanismos de venta y marketing necesarios para sostenerlos) empiezan a requerir de planificación, coordinación y disciplina.
Es decir, se deben poner en marcha mecanismos que son contrarios a aquellos que sostienen la creatividad. El problema es que la innovación requiere de generar soluciones creativas y ejecutarlas de forma rápida y precisa.
Así, mientras emprendimiento e innovación pueden ir de la mano en un comienzo, suelen distanciarse a medida que la empresa crece. Esto es un punto de peligro si tu empresa tiene como selling point e identidad de marca que es una empresa innovadora o si como startup la gran ventaja comparativa que tienen versus empresas grandes es la capacidad de construir soluciones rápidamente.
Pero de nuevo, la ironía ataca: una startup que ha encontrado una solución innovadora con una oportunidad de mercado grande debe crecer rápido. Y es ahí donde muchas dejan de ser innovadoras.
¿Cómo mantener el emprendimiento e innovación en equilibrio?
Muchas empresas que reconocen ese problema mantienen sus operaciones creativas y de comercialización separadas, incluso geográficamente. Otras se mantienen lo suficientemente dúctiles para adoptar nuevos modelos de negocios si es necesario. Pero en general todas realizan un cambio estructural para mantener el espíritu de emprendimiento e innovación vivos. Como esto no es fácil, muchas llevan a cabo consultorías de innovación y estrategia, como las que ofrecemos en Socialab.
¿Quieres saber si tu empresa es innovadora?
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