Ser un emprendedor social no es fácil. Catalina Henao y Ximena Garcia vienen de países distintos. La primera es colombiana, la otra es de Uruguay. Sin embargo, las jóvenes tienen muchas más similitudes que diferencias ya que están recorriendo un camino parecido como emprendedoras. Cada una está liderando un emprendimiento social en el sector de la educación.
La diferencia de sus emprendimientos en relación a otros está en su propósito. Un emprendimiento social es un negocio que tiene la finalidad de generar un cambio real en relación a algún problema de la sociedad. La ganancia no es un objetivo per se, solamente un medio para crecer, alcanzar la sustentabilidad y generar más impacto. En esta nota, las jóvenes nos cuentan más sobre sus experiencias, lo que implica ser un emprendedor social.
Geduca
Ximena es emprendedora hace poco tiempo, pero garantiza que desde siempre ha sido feminista. “Me acuerdo de a los 7 años ir a la fiesta de Halloween de la escuela disfrazada de Power Ranger. Encima, era un Power Ranger varón”. Fue su propósito personal de cambiar paradigmas sobre género y equidad que la hicieron tomar el desafío de llevar a cabo un emprendimiento. A través de Geduca, Ximena y otros jóvenes organizan eventos y campañas de sensibilización, además de brindar talleres para niños y niñas entre 10 y 14 años. Su objetivo es hacer que los chicos se cuestionen sobre los temas género y diversidad. “La educación es donde está el cambio, donde está la construcción de ideas”, explica Ximena.
La estudiante de Sociología encontró en la universidad un espacio para investigar sobre la temática y desarrollar su proyecto dentro de un marco teórico. Hoy, llevan a cabo los talleres por medio de actividades en grupo y juegos. Ximena cuenta que son espacios muy interesantes y abiertos, en donde los estudiantes se dan cuenta de que hay algo que les condiciona a ver el mundo como lo hacen. “Hay algo por detrás de pensar que la nena tiene que usar el rosado y el nene el azul. Y ellos se dan cuenta durante el taller que no tienen un fundamento para estos conceptos. ‘Es así porque es así, porque me lo dijeron, porque me lo repitieron tantas veces’, dicen ellos”.
Tin Tin Corre Corre
Catalina también cree que la educación es una herramienta para generar cambios. Así como Ximena, eligió utilizar este instrumento para ayudar a niños y niñas de zonas rurales en Colombia. Catalina es proveniente de una vereda (una agrupación entre 100 y 600 personas a una hora de la zona urbana). Son lugares con bajos recursos e infraestructura. Ella cuenta que conoce de cerca las carencias y la violencia que estas comunidades sufren, sobre todo por el conflicto armado que por mucho tiempo existió en el país.
Su emprendimiento se llama Tin Tin Corre Corre y lo que hacen es organizar talleres sobre emprendimiento para los niños de estas localidades. Trabajan este tema debido a la necesidad de capacitar los jóvenes para que puedan solucionar conflictos, generar proyectos y liderar. Catalina apunta que estas son herramientas muy importantes para que puedan tener perspectivas más amplias y aspirar a un futuro mejor. “Ayudamos a que los niños tengan más claro su proyecto de vida. Que tengan una meta, que sepan que los sueños son posibles de lograr”.
Ser un emprendedor social
Las chicas asumen que estar en el puesto de “emprendedora social” no es sencillo. Catalina explica que tuvo que superar problemas bastante frecuentes en las iniciativas sociales, como la falta de dinero. En su caso, una solución fue armar una campaña de crowdfunding, para generar el recurso inicial y comenzar las actividades. Así mismo, para mantener la organización funcionando, han desarrollado una estrategia de ventas a universidades y escuelas privadas. Así generan los fondos necesarios para llevar los talleres a las comunidades más carenciadas de manera gratuita.
Otro aspecto importante en un emprendimiento social es desarrollar el producto. Para realizar los talleres y brindar conocimiento a los niños, Catalina cuenta que generaron una metodología propia en base a actividades que se adaptan a cada contexto y vereda. Además de los talleres facilitados por su equipo, ella cuenta que se esfuerzan para involucrar a toda la comunidad de la vereda, especialmente padres y profesores. “Tenemos una comunicación muy directa con ellos, hacemos un seguimiento de acuerdo a lo que se necesite para los niños después que se termina el curso”, explica.
Para Ximena, uno de los principales pasos que tomó para estructurar su emprendimiento fue participar del concurso Estamos Comprometidos, de Socialab. Fueron parte del proceso en 2015, y Geduca fue seleccionado como uno de los emprendimientos ganadores. Ximena explica que la experiencia fue muy importante para el desarrollo de su proyecto.
“Todos queremos cambiar el mundo, pero ¿cómo vamos a hacer eso? El concurso me permitió estructurar mi idea, además de hacer un montón de networking. Fue tremenda experiencia”. La jóven explica que al acercarse al mundo del emprendimiento pudo ver los beneficios de llevar conocimiento empresarial a un proyecto social. Esto genera sustentabilidad y estructura a largo plazo. “Me permitió pensar que lo social y la lógica comercial y de negocios no están tan alejados, sino que permiten una fusión muy interesante”.
Más oportunidades
Socialab junto a empresas, organizaciones y universidades siguen detectando y apoyando este tipo de iniciativas. Así, cada vez más emprendedores pueden estructurar sus soluciones de impacto y hacerlas real! Conoce nuestras convocatorias aquí y haz del mundo un lugar mejor.
Esta nota es fruto de la colaboración entre Socialab y TecLatam.
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